miércoles, 6 de octubre de 2010

El día de la boda.

Una vez que se supo invitada al festejo le avisó a sus padres de su deseo de no asistir a la misa, dijo que ellos podrían adelantarse y que ella caminaría más tarde a la fiesta. Tenía 16 años, comenzaba a vivir cierta libertad en las decisiones que tomaba y en su casa las respetaban. El día de la boda, cuando sus padres se retiraron a la misa unos minutos antes de las doce del día, seguía recostada en su habitación, ya había despertado unas horas antes pero no le plació salir de allí. Se levantó y salió cuando supo que la casa se quedó sola.


Tiempo más tarde cruzó el patio para ducharse en el cuarto de baño que se encontraba en la parte trasera de la casa, pensó que allá estaría más libre, más relajada. Le deleitaba el hecho de mojar su cuerpo, de desnudarse y saberse sola en aquel lugar. Se quitó la bata que llevaba puesta y puso sus brazos en su pecho cuando el agua aún no se calentaba, una vez que salió caliente, cerró sus ojos y mojó primeramente su rostro. A libertad, así le supo el agua aquella tarde. Se dirigía a una boda de una hija de un señor rico, dueño de muchas parcelas en el pueblo; tomó el jabón y lo pasó por su pecho, lo pasó por su abdomen hasta que llegó a su pubis; el agua estaba tibia, la temperatura era más que perfecta. De la ventana del cuarto de baño llegaban los ruidos del patio, los pájaros, las plantas y el viento.


Cruzó el patio corriendo, nadie supo porqué si la casa estaba sola y nadie le apresuraba, digamos que fue algo muy femenino.


Cuando llegó a su habitación terminó de secar su cabello y abrió el ropero para mirarse en el espejo que colgaba de su puerta. Sacó el vestido morado que había decidido llevar puesto, fingió que lo llevaba puesto al ponérselo enfrente de su cuerpo, portándolo con su mano. Se quitó la toalla. Se paseó desnuda por la habitación, su cabello mojado aún olía a su enjuague recién utilizado. Se vistió y se maquilló.


Hizo un buen día, al salir de la casa y al percatarse de que lo era, pensó en que la novia estaría agradecida con Dios por haberle permitido casarse en un día así. Se supo guapa con el vestido púrpura, decidió ir a paso lento, para que así penetrase el viento de aquel bonito día en su cuerpo y en su rostro. Cuando cruzó la plaza para ir hasta la casa en la que se celebraría el festejo de la boda más de uno se le quedó mirando, ella era consciente de lo que irradiaba. Tomó otro camino que la desviaría un poco, quería continuar caminando por el pueblo, se sentía bien consigo misma, se sentía atractiva y todo era muy sexual.


Cuando llegó al festejo todo mundo la notó entrar desde el portal, advirtió cuando la madre de la novia, conocida por sus “argüendes” en el pueblo, chismorreó un poco de ella mientras cruzaba para saludar a los novios, todos la miraban, aquel paso lento superaba lo admirable.


Dicen que otro muy rico que también posee unas parcelas pero allá para Jalisco ya la pidió y se van a casar en noviembre. Ella sigue estando muy guapa y a la gente le sigue gustando verla pasear por la plaza.

domingo, 26 de septiembre de 2010

El juego de té.

"Ya habían pasado varias noches desde la primera vez que lo sintió, un gran vuelco en su joven corazón, un jugoso y coexistente palpitar que le decía que algo grande vendría; un extraordinario despertar, una gran luz a la que le acompañaba un hermoso canto, un canto a la vida."

Todas las mañanas su abuela le ayudaba a asearse y la peinaba para acompañarla hasta la escuela, donde asistía a educación primaria; le contaba cosas mientras escuchaban el programa de radio de las mañanas; las canciones eran divertidas, le hacían marcharse por un rato de la pila del patio donde la peinaba su abuela. La abuela siempre hizo una pasiva y bondadosa labor en el baño, el cuarto y la cocina, siempre cuidó de la casa y por ello el pueblo también la cuido, de los malos comentarios y peripecias del mismo. A la niña le apasionaba el pueblo, la abuela simplemente se acostumbró a el.

Esa misma mañana la abuela le dijo que su padre vendría de la ciudad. Su padre se había ido a vivir a la ciudad para trabajar en una embotelladora de refrescos, este volvía al pueblo para pasar los fines de semana. La niña olvidó que la semana ya había terminado. ¿A qué hora llegaría su padre ese mismo día? ¿Y qué otra historia le contaría? Terminó su desayuno, se dirigieron al portal para salir a la escuela. Estuvo fresco y nublado hasta que salió el sol a las doce del día. Al terminar las clases corrió hasta la puerta para dirigirse a su casa nuevamente con su abuela. Mientras comía se preguntó en qué parte del camino su padre pudiera estar; después pasaron dos horas, no llegaba, así que decidió jugar en la pila del patio. Al estar jugando con el agua divisó el reflejo de su padre, venía cargando su maleta con una mano y una bolsa en el otro. Ella corrió hasta saludarlo mientras el sol se estaba poniendo.

Cenaron la deliciosa cena que la abuela y su madre prepararon para todos, la familia estaba reunida nuevamente. La niña gozaba de las historias que su padre le contaba y le hacía imaginar. Cuando todos se despidieron para ir a la cama, su padre le pidió que lo acompañara a solas hasta la cocina.

-¿Sabes lo que hay en la bolsa?- le preguntó.
-No lo sé, dímelo tú- contestó.
-Ve dentro de ella, hay una caja.

La caja era de cartón y llevaba una ilustración roja en la que se veía una escena en un jardín, donde dos personas tomaban el té en una bella terraza. La abrió emocionada.

-¡Es un juego de té!- gritó.

¡Qué cosa tan maravillosa para terminar aquel día! ¡Un juego de té! Se visualizó en el patio, jugando con las primas. ¡La tan divertida forma de jugar las tardes enteras! Abrazó a su padre, él también la abrazó.

La abuela le preparó un baño.

Cuando se fue a dormir al cuarto, se llevó consigo el juego de té. Lo siguió admirando en la cama, fingió estar sentada en una elegante cafetería y que llevaba un sombrero mientras tomaba su té, admiró su nuevo juego de té hasta quedar dormida.

Tuvo un divertido e inolvidable fin de semana.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Sobre el cura Hidalgo y otros artistas.

"Le he confesado ciertas frustraciones y odios que solo hicieron que me ganara su disgusto. Eso me entristece, yo no soy una mala persona."


Deleitado. No me queda duda de que fue héroe, pero qué aburrido sonaba Hidalgo en los libros de historia de la Secretaría de Educación Pública ¿No lo creen?, siempre me impactó en la obra del gran Orozco pero nunca me cautivó como en esta memorable obra de arte. ¡Joder tío! ¡El cura Hidalgo era un actor! ¡Y no sólo eso! ¡Apreciaba el buen teatro de Molière!

Admirado. Demián Bichir dejó de ser un actor para mí, es un maestro. Qué grandiosa personificación del cura Hidalgo, que manera de utilizar su voz y figura para cautivar al espectador a través de la cámara.

Seducido. El escote de Ana de la Reguera en su primera aparición en la película es un canto a la bendita, artística y bella existencia de la mujer en nuestra vida, su belleza y encanto adornan de una magistral manera su preciosa y tan notable actuación.

Encantado. ¡Cécilia Suárez señoras y señores! ¿Qué mejor actriz contemporánea del cine mexicano que ella? Siempre con un personaje encarnado a la perfección. Jamás he salido con un mal sabor de boca de la sala si de Cecilia Suárez se trata. Qué manera tan socarrona de representar el fanatismo católico en México y qué manera de convertir a su personaje en una actriz.

Hidalgo - La Historia Jamás Contada es digna de verse y admirar, es digna de contarse y valorar.

Las 3 producciones avaladas por el CONACULTA este año son un buen acto de las autoridades, aunque nos suene y parezca raro, nos nutren de cultura, arte y sobretodo de diversión. Aún tienen tiempo de irlas a ver señores. Ándenles, apoyen nuestro cine.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El Infierno del bicentenario.

La película titulada El Infierno, es la clara representación de lo que vamos a celebrar este próximo 16 de septiembre. "El infierno es este cielo" nos dijo ya una vez Lila Downs en una de sus tantas y maravillosas canciones. México se encuentra en uno de los peores momentos de su historia. ¡Despertemos!. Eso será la mejor manera de celebrar este negocio televisivo llamado Bicentenario, despertemos y démonos cuenta en las manos de quién está el país. México es una cultura rica, se encuentra en una de las mejores posiciones geográficas, con los océanos más abastecedores y ricos en especie, luchemos y sepamos quién nos controla y bajo la sombra de quién estamos. No más "México no podrá salir adelante", las personas que lo dicen se encuentran encerradas en el conformismo y la ignorancia y continuo teniendo la idea de que existimos más que no lo estamos.


HOY SEÑORES, HOY NO VIVE MÉXICO, NI HOY NI ESTE 16 DE SEPTIEMBRE. MÉXICO ESTÁ MUERTO EN ESTA TRISTE REALIDAD.


Vayan y vean El Infierno, el apoyo a la cultura y las artes avalan el desarrollo de nuestro país, eso y no aportaciones a templos de mártires que jamás existieron.